sábado, 15 de noviembre de 2014

Parábola del siervo negligente

Mateo 25:14-30

14 »Porque el reino de los cielos es como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15 A uno le dio cinco mil monedas de plata; a otro, dos mil; y a otro, mil, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se marchó. 16 El que había recibido cinco mil monedas negoció con ellas, y ganó otras cinco mil. 17 Asimismo, el que había recibido dos mil, ganó también otras dos mil. 18 Pero el que había recibido mil hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. 19 Mucho tiempo después, el señor de aquellos siervos volvió y arregló cuentas con ellos. 20 El que había recibido las cinco mil monedas se presentó, le entregó otras cinco mil, y dijo: “Señor, tú me entregaste cinco mil monedas, y con ellas he ganado otras cinco mil; aquí las tienes.” 21 Y su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.” 22 El que había recibido las dos mil monedas dijo: “Señor, tú me entregaste dos mil monedas, y con ellas he ganado otras dos mil; aquí las tienes.” 23 Su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.” 24 Pero el que había recibido mil monedas llegó y dijo: “Señor, yo sabía que tú eres un hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges lo que no esparciste. 25 Así que tuve miedo y escondí tu dinero en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo.” 26 Su señor le respondió: “Siervo malo y negligente, si sabías que yo siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí, 27 debías haber dado mi dinero a los banqueros y, al venir yo, hubiera recibido lo que es mío más los intereses. 28 Así que, ¡quítenle esas mil monedas y dénselas al que tiene diez mil!”29 Porque al que tiene se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará. 30 En cuanto al siervo inútil, ¡échenlo en las tinieblas de afuera! Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
 

Comentario: P. Antoni POU OSB Monje de Montserrat (Montserrat, Barcelona, España)
 
A todo el que tiene, se le dará y le sobrará
 
 
Hoy, Jesús nos narra otra parábola del juicio. Nos acercamos a la fiesta del Adviento y, por tanto, el final del año litúrgico está cerca.

Dios, dándonos la vida, nos ha entregado también unas posibilidades -más pequeñas o más grandes- de desarrollo personal, ético y religioso. No importa si uno tiene mucho o poco, lo importante es que se ha de hacer rendir lo que hemos recibido. El hombre de nuestra parábola, que esconde su talento por miedo al amo, no ha sabido arriesgarse: «El que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor» (Mt 25,18). Quizá el núcleo de la parábola pueda ser éste: hemos de tener la concepción de un Dios que nos empuja a salir de nosotros mismos, que nos anima a vivir la libertad por el Reino de Dios.

La palabra "talento" de esta parábola -que no es nada más que un peso que denota la cantidad de 30 Kg de plata- ha hecho tanta fortuna, que incluso ya se la emplea en el lenguaje popular para designar las cualidades de una persona. Pero la parábola no excluye que los talentos que Dios nos ha dado no sean sólo nuestras posibilidades, sino también nuestras limitaciones. Lo que somos y lo que tenemos, eso es el material con el que Dios quiere hacer de nosotros una nueva realidad.

La frase «a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará» (Mt 25,29), no es, naturalmente, una máxima para animar al consumo, sino que sólo se puede entender a nivel de amor y de generosidad. Efectivamente, si correspondemos a los dones de Dios confiando en su ayuda, entonces experimentaremos que es Él quien da el incremento: «Las historias de tantas personas sencillas, bondadosas, a las que la fe ha hecho buenas, demuestran que la fe produce efectos muy positivos (…). Y, al revés: también hemos de constatar que la sociedad, con la evaporación de la fe, se ha vuelto más dura…»
 

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