viernes, 4 de septiembre de 2015

Unión de Cristo y de la Iglesia....y llegarán a ser una sola carne, Evangelio según San Lucas 5,33-39.




Carta de San Pablo a los Colosenses 1,15-20. 

El es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación,
porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él.
El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él.
El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo,
porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud.
Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.



Salmo 100(99),1.2.3.4.5. 

Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios:

él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,

alaben al Señor y bendigan su Nombre.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.






Evangelio según San Lucas 5,33-39. 

En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben".
Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos?
Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar".
Les hizo además esta comparación: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más.
¡A vino nuevo, odres nuevos!
Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor".


“...y llegarán a ser una sola carne. Gran misterio éste, que yo relaciono con la unión de Cristo y de la Iglesia.” (Ef 5,31)

    Una unión extraña y extraordinaria se realizó cuando “el Verbo se hizo carne” en el seno de la Virgen y “habitó entre nosotros” (Jn 1,14). Así como todos los elegidos son resucitados en Cristo cuando él resucitó, así en él se han celebrado unas bodas: La Iglesia ha sido unida a un Esposo por los lazos del matrimonio cuando el Hombre-Dios recibió en plenitud los dones del Espíritu Santo y cuando toda la divinidad ha venido a habitar en un cuerpo semejante al nuestro... Cristo se hizo hombre por el Espíritu Santo y, “como un esposo que sale de su alcoba” (Sal 18,6) sale del seno de la Virgen que hizo de alcoba nupcial. Pero la Iglesia, renaciendo del agua y del Espíritu se convierte en un solo cuerpo en Cristo, de manera que “son una sola carne” (Mt 19,5), lo que, relacionado con Cristo y la Iglesia “es un gran misterio” (cf Ef, 5,31)

    Este matrimonio dura desde la encarnación de Cristo hasta el momento en que Cristo volverá y que todos los ritos de la unión nupcial se habrán cumplido. Entonces, los que están preparados y habrán cumplido las condiciones de esta unión tan sublime, entrarán con él, llenos de reverencia, en la sala de las bodas eternas (Mt 25,10. En espera, la Esposa prometida a Cristo camino hacia su Esposo, guardando fielmente la alianza con él en la fe y la ternura hasta que él vuelva.




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