martes, 1 de septiembre de 2015

“¿Qué es esto? -Una doctrina nueva, llena de autoridad.” Evangelio según San Lucas 4,31-37.




Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 5,1-6.9-11.

Hermanos:
En cuanto al tiempo y al momento, no es necesario que les escriba.
Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche.
Cuando la gente afirme que hay paz y seguridad, la destrucción caerá sobre ellos repentinamente, como los dolores de parto sobre una mujer embarazada, y nadie podrá escapar.
Pero ustedes, hermanos, no viven en las tinieblas para que ese Día los sorprenda como un ladrón:
todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas.
No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios.
Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo,
que murió por nosotros, a fin de que, velando o durmiendo, vivamos unidos a él.
Anímense, entonces, y estimúlense mutuamente, como ya lo están haciendo.



Salmo 27(26),1.4.13-14.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?

Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.

Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.






Evangelio según San Lucas 4,31-37.

Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados.
Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza;
"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño.
El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!".
Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.

“¿Qué es esto? -Una doctrina nueva, llena de autoridad.”

    “La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo.” (Hb 4,12)... Actúa en la creación del mundo, en la evolución del mundo y en la redención. ¿Qué hay de más eficaz y más fuerte? “Quién puede contar las hazañas del Señor, y proclamar todas sus alabanzas?” (Sal 105,2)

    La eficacia de la Palabra se manifiesta en sus obras; también se manifiesta en la predicación. No retorna a Dios sin haber producido su efecto sino que aprovecha a todos a los que es enviada.(Is 55,11) Es “viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo” (Hb 4,12) cuando es recibido con fe y amor. ¿Qué hay de imposible para aquel que cree, qué hay de difícil al que ama? Cuando la Palabra de Dios resuena, traspasa el corazón del creyente, como una flecha aguda del guerrero. (cf Sal 119,4) Entra en el corazón como un dardo y se instala en lo profundo de su intimidad. Sí, esta Palabra es más tajante que una espada de doble filo porque es más incisiva que cualquier otra fuerza o poder, más sutil que todas las agudezas humanas, más eficaz que la penetración de toda la sabiduría humana.




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