domingo, 15 de febrero de 2015

El divorcio (Marcos 10,1-11)


1 Jesús partió de aquel lugar y se fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Otra vez se le reunieron las multitudes, y como era su costumbre, les enseñaba.

2 En eso, unos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron:

—¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa?

3 —¿Qué les mandó Moisés? —replicó Jesús.

4 —Moisés permitió que un hombre le escribiera un certificado de divorcio y la despidiera —contestaron ellos.

5 —Esa ley la escribió Moisés para ustedes por lo obstinados que son —aclaró Jesús—. 6 Pero al principio de la creación Dios “los hizo hombre y mujer”. 7 “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, 8 y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.” Así que ya no son dos, sino uno solo. 9 Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

10 Vueltos a casa, los discípulos le preguntaron a Jesús sobre este asunto.

11 —El que se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera —respondió—. 12 Y si la mujer se divorcia de su esposo y se casa con otro, comete adulterio.



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