domingo, 11 de enero de 2015

Salmo 118

 Den gracias al Señor, porque él es bueno;

    su gran amor perdura para siempre.
Que proclame el pueblo de Israel:
    «Su gran amor perdura para siempre.»
Que proclamen los descendientes de Aarón:
    «Su gran amor perdura para siempre.»
Que proclamen los que temen al Señor:
    «Su gran amor perdura para siempre.»
Desde mi angustia clamé al Señor,
    y él respondió dándome libertad.
El Señor está conmigo, y no tengo miedo;
    ¿qué me puede hacer un simple mortal?
El Señor está conmigo, él es mi ayuda;
    ¡ya veré por los suelos a los que me odian!
Es mejor refugiarse en el
    que confiar en el hombre.
Es mejor refugiarse en el
    que fiarse de los poderosos.
10 Todas las naciones me rodearon,
    pero en el nombre del Señor las aniquilé.
11 Me rodearon por completo,
    pero en el nombre del Señor las aniquilé.
12 Me rodearon como avispas,
    pero se consumieron como zarzas en el fuego.
    ¡En el nombre del Señor las aniquilé!
13 Me empujaron con violencia para que cayera,
    pero el Señor me ayudó.
14 El Señor es mi fuerza y mi canto;
    ¡él es mi salvación!
15 Gritos de júbilo y victoria
    resuenan en las casas de los justos:
«¡La diestra del Señor realiza proezas!
16     ¡La diestra del Señor es exaltada!
    ¡La diestra del Señor realiza proezas!»
17 No he de morir; he de vivir
    para proclamar las maravillas del Señor.
18 El Señor me ha castigado con dureza,
    pero no me ha entregado a la muerte.
19 Ábranme las puertas de la justicia
    para que entre yo a dar gracias al Señor.
20 Son las puertas del Señor,
    por las que entran los justos.
21 ¡Te daré gracias porque me respondiste,
    porque eres mi salvación!
22 La piedra que desecharon los constructores
    ha llegado a ser la piedra angular.
23 Esto ha sido obra del Señor,
    y nos deja maravillados.
24 Éste es el día en que el Señor actuó;
    regocijémonos y alegrémonos en él.
25 Señor, ¡danos la salvación!
     Señor, ¡concédenos la victoria!
26 Bendito el que viene en el nombre del Señor.
    Desde la casa del Señor los bendecimos.
27 El Señor es Dios y nos ilumina.
    Únanse a la procesión portando ramas en la mano
    hasta los cuernos del altar.
28 Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias;
    tú eres mi Dios, por eso te exalto.
29 Den gracias al Señor, porque él es bueno;
    su gran amor perdura para siempre.

 

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