domingo, 11 de enero de 2015

El Hijo, superior a los ángeles (Hebreos 1:1-6)

Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A éste lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo. El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. Así llegó a ser superior a los ángeles en la misma medida en que el nombre que ha heredado supera en excelencia al de ellos.
Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
«Tú eres mi hijo;
    hoy mismo te he engendrado»;
y en otro pasaje:
«Yo seré su padre,
    y él será mi hijo»?
Además, al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice:
«Que lo adoren todos los ángeles de Dios.»

 

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